23 octubre 2006

La Universidad ya no es lo que era

Últimamente, diversos acontecimientos universitarios me han hecho plantearme varias cosas. La seriedad en la universidad era algo en lo que cada vez creía menos, pero desde hace unos días no creo en absoluto.

El viernes, tenía lugar el último día de las aulas de empresa, a las que por norma general acuden los alumnos de que están cursando 5º. En una de las multiples charlas, nos hablaron de que cuando salimos de teleco se nos presupone que sabemos de teleco y por tanto buscan otras características en nosotros, motivo por el cual corremos el riesgo de encotrarnos ante pruebas marcianas en las entrevistas de trabajo. Como ejemplo nos hicieron una de sus marcianadas consistente en:

Nos dividimos en grupos de aprox. 6 personas y se nos entregan unas tiras de papel. Nuestro objetivo es hacer una torre con esas tiras de papel, gana la mejor torre. Los requisitos para saber que torre es mejor son dos: altura y estabilidad. Pues ahí que estamos todos, sentados en el suelo, haciendo torrecitas de tiras de papel cuales párbulos novatos. Dicho sea de paso, que gané el concurso, bueno ganamos, que para eso consistía en trabajar en equipo, y ganamos de largo, pero eso no viene al caso ahora. La cuestión es que después de todo lo que padecemos para sacarnos la carrera nos van a pedir que montemos castillitos de arena o juguemos con el lego. Lo fuerte además, es que por una taza del iTEAM de premio, habíamos allí unos 60 telecos hechos y derechos sentados en el suelo montando torrecitas de papel. ¿Dónde quedó el honor si es que alguna vez existió?¿Tan tocadas tenemos las neuronas para hacer lo que nos dicen, sea la tontería que sea como la cosa más natural del mundo? En fin, colgaría la foto de la torre ganadora (la nuestra) aquí, pero la foto está secuestrada en mi móvil y de momento no puedo rescatarla.

Todo esto podría haber quedado como una anécdota (humillante) más, y así parecía ser cuando esta tarde, cuando volvía a casa, al pasar por el campus de Tarongers, veo que nuestros vecinos de enfrente están igual, cuando no peor, que nosotros.

En los cuadrados de césped que tienen, habían "crecido" unos muñequitos gigantes (del estilo del inocente, inocente) y de colorines. Avanzo un poco más y semioculto aparece lo que parecía ser una cabaña de los enanitos de blancanieves hecha de ramitas de madera. Visto lo visto, decido no investigar más a fondo porque toma toda la pinta de ser el tipo de asunto que aquél que acaba descubriendo la verdad acaba asesinado accidentalmente a manos de una organización secreta, motivo por el cual decidí también no guardar pruebas de aquello, así que no tengo ni siquiera fotos en el móvil.

Vamos, que yo que venía sufriendo una crisis de sentirme que me estoy haciendo viejo, esto me ha supuesto un rejuvenecimiento de casi 20 años, cuando pintábamos con los dedos y jugábamos con la plastilina.

Esto son visitas y lo demás tonterías ecoestadistica.com